Muchos de nosotros no sabemos para qué sentimos, y creemos que lo más adecuado sería no hacerlo, intentamos con frecuencia evitarlo lo vemos como algo que no debería estar, incluso podemos ser criticados por sentir algunas emociones como la ansiedad o la tristeza, así como cuando expresamos enojo.
Sin embargo, no hay nada de malo en esto, al contrario, en nuestro día a día nos enfrentaremos a diferentes situaciones externas y a nuestras propias vivencias internas, tales como los pensamientos, y no siempre nos causarán las mismas emociones. De hecho podemos experimentar una o varias emociones a la vez, pero ninguna de ellas es permanente.
Entonces, ¿Para qué nos sirve sentir?
La función principal de las emociones es poder preparar a nuestro organismo para que pueda identificar nuestros objetivos o lo que es importante para nosotros, también para comunicarnos con los demás así como poder prepararnos de manera psicológica para accionar y lograr nuestros objetivos (Reyes y Tena, 2016).
Existen emociones más placenteras que otras, sin embargo, todas tienen un propósito, a saber.
La tristeza, ocurre generalmente ante situaciones de perdida, tiene la función de ayudarnos a reflexionar y decidir si se puede recuperar algo de lo que hemos perdido, si es posible, de lo contrario nos impulsa a tomar otra dirección, de igual forma, nos permite el acercamiento con los demás.
En cuanto al enojo, que puede surgir ante las dificultades para alcanzar un objetivo, nos ayuda a ver si hay algo de la situación que vivimos que se pueda cambiar, si es posible hacerlo; de lo contrario, nos impulsa a poner nuestra atención en otras metas. También tiene la función de ponerles límites a los demás cuando consideremos que hay una transgresión; Sin embargo es importante poder expresarlo de una manera asertiva sin olvidar el respeto hacia el otro.
El miedo puede surgir ante una amenaza evidente, por lo que es importante ser cautelosos y tomar acciones que nos beneficien ante la situación y que nos acerquen hacia lo que es valioso para nosotros, además podemos pedir o recibir apoyo y comprensión de los demás.
A diferencia del miedo, la ansiedad surge ante una amenaza futura, es incierta y no tenemos claro cómo actuar de manera adecuada, por lo que su propósito es pensar y generar posibles soluciones, así como poder pedir apoyo a los demás para resolver de mejor manera la situación.
Como emoción placentera se encuentra a alegría, que surge cuando hemos logrado algo importante para nosotros, nos puede motivar a seguir intentado lograr metas y también a apoyar a los demás.
Otra emoción que produce una sensación similar a la anterior es el amor, se puede presentar cuando estamos con alguna persona que comparte o satisface nuestras metas, tienen la función de crear vínculos con los demás para poder establecer relaciones de confianza.
Finalmente la satisfacción se siente cuando nuestras acciones están encaminadas hacia nuestros objetivos, funciona como una guía que nos muestra lo que es importante para nosotros.
Las emociones son importantes, nos ayudan a alcanzar nuestras metas y lo normal es sentir, hay que observar cómo se presentan en nosotros, pues nuestro cuerpo puede ayudarnos a identificarlas. Hay que tomar en cuenta que lleva un tiempo conocernos, es cuestión de poner mayor atención en nosotros e intentar poco a poco ponerle un nombre a lo que sentimos. Si esto se nos dificulta o las emociones causan mayores problemas en nosotros es importante buscar ayuda profesional al respecto para poder obtener herramientas que nos ayuden a influir en ellas.