Dentro de las necesidades básicas del ser humano se encuentra la salud, es por ello que gobiernos, comunidades, familias y personas se preocuparan siempre por conservar y mantener niveles óptimos o saludables (EscandónR., 2000). Lo anterior, requiere un grado de consciencia respecto a cómo y qué fomentar en nuestra sociedad para que se realice un seguimiento real más que ideal.
Por consiguiente, es significativo considerar que la salud en conjunto con la educación son condiciones necesarias para el desarrollo humano y que a su vez se encuentra interrelacionadas, de ahí que es necesario psicoeducar a la población (alumnos, docentes, padres de familia, directivos, etc.) que están involucrados en la formación de los infantes.
Es decir, volver a reeducar respecto a la salud mental de los menores en educación básica, considerando las características de cada uno de los alumnos en relación a su etapa de desarrollo, contexto social, cultural entre otros factores que se involucran en la adquisición del aprendizaje, ya que la salud mental y no solamente la física y médica requieren de acciones de autocuidado las cuales se pueden implementar desde las diferentes áreas donde se desenvuelven los niños y niñas, para que a su vez se puedan generar estrategias más funcionales respecto a las necesidades tanto de los alumnos como de cada grupo de trabajo en el ámbito escolar.
El tema de salud mental es muy amplio, ya que existen insuficiencias en el campo de aplicación dentro de las escuelas; por ejemplo tuve la oportunidad de laborar en una escuela privada durante un ciclo escolar y note la gran falta de información que se tiene respecto a cuáles son las funciones de un psicólogo educativo; hoy en día desde otro panorama que es el ámbito clínico puedo observar que con más frecuencia llegan a consulta infantes con diversas problemáticas (conducta, aprendizaje, lenguaje, motriz, emocional, etc.), y que si notamos las circunstancias por las cuales acuden a terapia es que están fuera de control o bien que sus comportamientos no son los esperados (quisiera hacer una exclusión de los casos que son trastornos de índole del neurodesarrollo), que son totalmente distintos a los de conducta o bien emocionales.
Cada uno se aborda de diferente forma, condiciones que se empiezan a dar seguimiento cuando el problemas es grave y por ende se ha postergado su tratamiento, diferente si se identificará con anticipación; a pesar de que cada una de las escuelas debería de contar con un profesional de psicología, que orientará, promocionará, realice un diagnóstico, plan de tratamiento y seguimiento de manera interdisciplinaria, existiría un impacto significativo a nivel sector educativo y por ende en la mejora educativa.
Lo anterior, contribuiría a brindar un seguimiento a la mejora continua dentro del ámbito escolar, tomando en cuenta cada una de las características del alumnado en el colegio, desde la etapa de desarrollo, estilo de crianza, tipos de apego y demás factores que están involucrados en el aprendizaje del estudiante y por ende habrá un impacto distinto en el rubro escolar.