El sueño es una necesidad fisiológica de vital importancia para la salud integral de una persona. En este sentido, se supone que todo ser vivo debería de dormir, mínimo para “medio descansar” pero la realidad es distinta, con este ritmo acelerado que llevamos más los escenarios que se van sumando, hacen que esta necesidad se vea afectada.
Espero que leyendo estas líneas te sientas identificado ya que es un padecimiento tan común más de lo que pensamos, y es que no es para menos al llegar la noche pareciera que nuestro cerebro nos pone una mala jugada cada que queremos descansar donde curiosamente al momento de hacer todo nuestro ritual algo pasa y al estar en la cama dispuestos a conciliar el sueño empiezan a aparecer infinidad de preocupaciones (pensamientos). Es el cuento de nunca acabar, porque en vez de privarnos de sueño pasa todo lo contrario comenzamos a pensar y pensar en todas esas preocupaciones que en ese momento no podemos darle seguimiento en acción concreta, pero pareciera que nuestra mente disfruta en hacer infinidad de historias que podríamos hacer toda la noche tratando de resolver y cuando nos damos cuenta nos vienen una serie de emociones desagradables porque ya se hizo más noche y perdimos tiempo en estar pensando en vez de dormir.
Por ende, al siguiente día nos regañamos, reprochamos, etc., por no haber puesto un alto, dicho acontecimiento trae consigo una serie de consecuencias que nos deja un “mal sabor de boca” como decimos comúnmente. Por ello, para mí es muy importante compartirte algunas herramientas que te pueden ayudar para poder lidiar con tus preocupaciones sin que impacten en tu sueño, así como en tu calidad de vida.
1) Higiene del sueño, la rutina es fundamental. En algún momento has escuchado hablar de este punto, si es que sí, ponlo en práctica, no basta solo con saberlo. Y si no, tiene que ver con una serie de pasos que te preparan para dormir (ejemplo: establecer un horario regular para dormir y despertarte, ponerse ropa cómoda y acogedora, cepillarse los dientes, etc.);
2) Evita utilizar la cama para dar vuelta a tus preocupaciones. Así como el corazón su función es latir, lo mismo pasa con nuestra mente genera muchos pensamientos algunos con mayor nivel de importancia que otros, el problema no es que los pienses, sino que le asignes ese espacio para hacerlo, luego entonces, enséñate a asignarle un tiempo al día para anotar todas esas preocupaciones y que no sean antes de dormir;
3) No fuerces el sueño. El sueño es un “dejarse ir poco a poco” un permitir a nuestro sistema “desactivarse”. Si hay estímulos internos (pensamientos, hambre, ganas de orinar) o externos (ruido, luz, cama incómoda), activarán nuestro sistema nuevamente y nos costará horas conciliar de nuevo el sueño;
4) Sólo duerme en la cama y utiliza ésta únicamente para dormir. Recuerda que el acostarte a pensar en la cama es un hábito que necesitamos desacondicionar, así que educa a tu cuerpo nuevamente a que la cama es para descansar;
5) Si no duerme una noche, no pasa nada. Si no duerme una noche, no pasa nada. Se puede rendir adecuadamente al día siguiente, aunque una noche no hayamos conseguido dormir. Sé paciente y trátate con amabilidad, posiblemente venga el nerviosismo de no haber podido dormir si le damos cuerda a esa idea es muy probable que no te dejé dormir después.