Cuando hablamos de autoconcepto no podemos dejar de lado a la autoestima, y muchas veces llegamos a confundirlos o bien a compartir que incluyen la misma descripción. Hoy quiero hacer la diferencia y a su vez como es que están interrelacionados. Ambos son el resultado de un proceso que se ve marcado por varias experiencias personales y sociales que conforme las diversas etapas de desarrollo del ser humano estás se van construyendo.
El autoconcepto se define como la idea que tenemos de nosotros mismos, ya que influye en la forma de apreciar los sucesos, los objetos y las personas del entorno. También participa en nuestra conducta y en nuestras vivencias como individuos. A diferencia de la autoestima que se define como la estima o el valor, que un individuo siente hacia su persona, características que son importantes para el desarrollo vital ya que es una forma de ser y actuar ante sí mismo y los demás.
Por lo tanto, el autoconcepto se encuentra dentro del componente cognitivo de la autoestima, puesto que es la representación que cada uno se forma acerca de su propia persona y que varía con la madurez psicológica y con la capacidad cognitiva de la persona. Por ende, indica ideas, opiniones, creencias, percepción y procesamiento de la información. El autoconcepto ocupa un lugar privilegiado en la génesis, crecimiento y consolidación de la autoestima. La fuerza del autoconcepto se basa en nuestras creencias entendidas como convicciones, convencimientos propios; sin creencias sólidas no existirá un autoconcepto eficiente.
Existen otros autoconceptos más específicos relacionados con diferentes áreas y considero es importante hacer mención.
• Autoconcepto físico:
La percepción que uno tiene tanto de su apariencia y presencia físicas como de sus habilidades y competencia para cualquier tipo de actividad física.
• Autoconcepto académico:
El resultado de todo el conjunto de experiencias, éxitos, fracasos y valoraciones académicas que la persona tiene a lo largo de los años escolares.
• Autoconcepto social:
Consecuencia de las relaciones sociales de la persona, de su habilidad para solucionar problemas sociales, de la adaptación al medio y de la aceptación de los demás.
• Autoconcepto personal:
Incluye la percepción de la propia identidad y el sentido de responsabilidad, autocontrol y autonomía personales.
• Autoconcepto emocional:
Se refiere a los sentimientos de bienestar y satisfacción, al equilibrio emocional, a la aceptación de sí mismo y a la seguridad y confianza en sus posibilidades.
Finalmente, recordemos que la mejora de nuestro autoconcepto no solamente es conocer su definición y tipos, sino también implica practicarlo diariamente incluyendo la apertura y flexibilidad en relación a la percepción que tenemos acerca de nosotros mismos.