Cuando hablamos de personalidad nos referimos al conjunto de características y cualidades que conforman la manera de ser de una persona, esto incluye una forma específica de percibir, sentir y actuar en nuestro entorno.
Un trastorno de personalidad entonces se refiere a que esta forma de percibir, sentir y actuar provoca un mal funcionamiento en la vida diaria y en diferentes áreas importantes de la vida, generando un gran malestar en la persona y por supuesto en sus cercanos también.
Particularmente el Trastorno Límite de Personalidad (TLP), es un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y las emociones, y una notable impulsividad, que comienzan al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos de la vida (American Psychiatric Association, 2014).
¿Qué quiere decir esto? Una persona que vive con TLP se caracteriza por:
1) Experimentar de forma intensa las emociones, las cuales pueden durar mucho más que en otras personas, además de tener dificultades para regresar a un estado neutral;
2) Suelen presentar un miedo intenso por ser abandonados y reaccionar ante la más mínima señal haciendo de todo para evitar ese abandono, desde ser muy aduladores y dependientes, hasta reaccionar con ira y reproches. Todo con la idea de prevenir o evitar ese potencial abandono;
3) Las relaciones con los otros son inestables e intensas, pasando de idealizar a las personas a devaluarlas, generalmente cuando sus peticiones de atención no son cumplidas, ya que se perciben rechazados o abandonados;
4) La percepción que sí mismo se altera con facilidad, por lo que suelen “no saber quiénes son”, cambian con facilidad de objetivos, valores, aspiraciones y metas en la vida y presentan una baja autoestima;
5) Presentan una alta impulsividad que se asocia con intentos o amenazar recurrentes de daño auto-infringido o suicidio, consumo de sustancias, compras compulsivas, robo, conducta sexual de riesgo, etc.
6) Sentimientos crónicos de vacío, experimentado como una falta de sentido en la vida o vacío emocional y soledad;
7) Experimentan ira intensa y dificultades para regularla, se muestran con mal genio, se enfadan constantemente o pelean con frecuencia, principalmente cuando se sienten abandonados o no cuidados;
8) Pueden presentar síntomas disociativos y paranoides, generalmente esto se presenta en periodos intensos de estrés, en donde se sienten desconfiados de los demás, perseguidos o que serán dañados, incluso pueden tener la sensación de que lo que viven no es real o están fuera de su cuerpo.
Si conoces a alguien o tú has notado alguna de estas características, será recomendable que te acerques a un profesional de la salud mental que pueda orientarte, ya que este tipo de diagnósticos deben ser consultados con profesionales calificados.