¿Te ha pasado que tienes algo muy importante que hacer, pero de alguna manera no encuentras ni el momento ni la motivación para hacerlo? De tal manera que acabas haciéndolo a ultima hora con un estrés enorme y la culpa de no haberlo hecho antes.
Si te sonó desagradablemente familiar, seguramente reconoces esto como procrastinar. La procrastinación, postergación o posposición es la acción o hábito de aplazar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables.
Y aunque suene así de simple, no es tan sencillo manejarlo. En lo profundo, la procrastinación es en realidad una estrategia para afrontar el malestar, bastante ineficiente, dicho sea de paso.
Cuando tenemos que hacer alguna tarea que procrastinamos, es muy común que tengamos algún pensamiento negativo sobre ella, tal vez pensemos que es aburrida, tediosa, innecesaria, o que es tan difícil que no podremos hacerlo bien. A veces es más bien un simple “¡Agh…!”. Luego de lo cual nos sentimos aburridos, desmotivados, sin ganas e incluso ansiosos o temerosos; y la procrastinación se vuelve nuestra estrategia para escapar de ese malestar.
Muchas veces lo que pasa es quemaximizamos los aspectos negativos y generalmente al mismo tiempo minimizamos los aspectos positivos, como lo importante que es esa tarea para lograr mis objetivos a largo plazo.
Además, cuando procrastinamos, solemos justificarlo con pensamientos como:
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“Primero haré esto otro y después estaré de humor para hacer lo que tengo que hacer”,
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“Realmente no puedo hacer esto sin que resuelva primero esto otro”,
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“Me relajaré el resto del día y mañana estaré más fresco para iniciar”,
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“En este momento, no tengo ganas de hacerlo”,
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“Necesito estar de humor para hacer esto”,
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“Tengo el tiempo suficiente. Está bien si lo hago después” y
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“Puedo hacer esto otro y también es productivo”.
Si al leer estas frases asentiste afirmativamente, es momento de abandonar esos pensamientos y comenzar a manejar la procrastinación, para eso te recomiendo los siguiendo pasos:
1.
Identifique la tarea específica que estas procrastinando.
2.
Identifique tus pensamientos sobre la tarea. ¿Estás magnificando los aspectos negativos o incomodos de ella?
3.
Ponle nombre a tus sentimientos o emociones sobre la tarea (incluyendo el aburrimiento, la flojera o la desmotivación) y califica su intensidad del 0 al 10.
4.
Identifica las razones por las que esa tarea es valiosa para lograr tus objetivos y qué se sentiría poder realizarla. Aquí también puedes identificar tus habilidades para lograr la tarea que tal vez estés minimizando.
5.
Divide la tarea en los pasos necesarios para llevarla a cabo e identifica el primer paso, uno que puedas dar a pesar de cómo te estas sintiendo en ese momento. Es muy útil que sean pasos pequeños para que sean más sencillos.
6.
Durante 10 minutos, realiza desde el primer paso y hasta donde alcances, tolerando la incomodidad o la incertidumbre que estas sintiendo. Al terminar los 10 minutos podrás evaluar si realmente quieres dejar la tarea o prefieres seguir. A esto lo vamos a llamar “la regla de los 10 minutos”.
Un paso extra que puede ayudarte a mantener el manejo de la procrastinación es darte algún refuerzo por haber realizado la tarea. Puede ser algo que te guste como jugar con tu mascota, ver un capitulo de tu serie favorita o algún tiempo con tu videojuego favorito. De tal manera que esas actividades las reserves si y solo si hiciste lo que tenías que hacer.
Con el tiempo te será más fácil sobrellevar la procrastinación, lo que además aportará a tu autoestima y podrás lograr tus objetivos. Y si aún tienes dificultades para manejar la procrastinación, puedes acercarte a tu psicólogo de confianza para pedir apoyo.