Los ataques de pánico, que también se pueden nombrar como crisis de angustia, se caracteriza por la hiperactivación del sistema nervioso y la sensación de temor y malestar general; normalmente esto sucede de manera súbita y sin elementos en el ambiente que justifique la aparición de este malestar. Habitualmente la crisis se experimenta en un periodo relativamente breve, con algunos minutos de duración; la crisis tiene su pico de intensidad dentro de los 10 minutos luego del inicio de este.
Los ataques de pánico se caracterizan por la presencia de síntomas fisiológicos y psicológicos; en las crisis se incrementa mucho el ritmo cardíaco, aparecen temblores y sudores fríos, así como la dificultad para respirar. Al mismo tiempo aparecen pensamientos catastróficos sobre que ocurrirá lo peor o que estamos en peligro. Esto genera que entremos en un estado de hipervigilancia y percibimos con mayor intensidad los estímulos a nuestro alrededor.
No existe una razón aparente que por sí sola justifique la aparición de un ataque de pánico, pero normalmente lo que sí puede ocurrir es que se haya estado teniendo un efecto acumulativo de varias preocupaciones que nos generan ansiedad durante un periodo en particular, y que en un momento dado, un evento que pudiera parecer inofensivo o poco problemático genera la expresión del ataque de pánico.
Los ataques de pánico no son peligrosos pero si son muy incómodos y puedes llegar a afectar la calidad de vida de las personas que los padecen, debido a que en la búsqueda de no experimentarlos, dejan de hacer actividades, ver a personas o acudir a los lugares donde los han experimentado o donde sus pensamientos les dicen que podrían sentirse mal.
Pero no te preocupes, el día de hoy te compartiré qué puedes hacer durante una crisis de pánico para sentirte mejor. Sin embargo, es importante que no olvides que si los ataques de pánico son recurrentes y están afectando tu calidad de vida, buscar la atención de profesionales como psicólogos y psiquiátricas es fundamental para resolver las situaciones estresantes que pudieran generan la aparición de más ataques de pánico.
Cuando estés ante un ataque de pánico, es importante que observes lo que está sucediendo a tu alrededor y así dirigir tu atención a algo que esté fuera y así disminuir la hipervigilancia a tu cuerpo y sus sensaciones.
Lleva tu atención a objetos que puedas observar, tocar o percibir con alguno de tus sentidos, describe en tu cabeza o en voz alta todo aquello que percibas del objeto. Puedes hacerlo con más de un objeto, recuerda que esto no es para quitar o eliminar el ataque de pánico, esto es para que tu atención no esté completamente centrada en las sensaciones que desaparecerán poco a poco.
Otra cosa que puedes hacer en ese momento es tomar un poco de agua fría o mojarte las manos con agua fría para que el contacto con un estímulo fuerte lleve tu atención, nuevamente, a algo fuera de ti y recuerdes que estás bien y que solo es una activación de tu sistema nervioso, que pasará pronto y entre menos escapemos de ella más rápido pasará.
Además, si es posible busca un lugar tranquilo donde puedas respirar y dirigir tu atención a esos objetos fuera de ti. Es importante que en esos momentos te recuerdes que la crisis terminará pronto, que no estás en peligro y que la incomodidad terminará siempre que no intentemos escapar de ella.