Tal vez no hayas escuchado sobre el término de ansiedad por separación, pero quizá lo hayas observado en muchos niños/as o en tus propios hijos, nos referimos a aquellos momentos en los que los pequeños/as lloran, se quejan y evitan situaciones en donde se tienen que separar de su papá, mamá o alguna otra persona cercana como abuelos o hermanos.
La ansiedad al separarse es normal en una etapa de desarrollo entre los bebés y niños pequeños que por lo general se supera aproximadamente a los tres o cuatro años de edad. Sin embargo, en el caso de algunos niños, esta ansiedad puede pasar a convertirse en un trastorno de ansiedad por separación, que puede comenzar en la edad preescolar.
El trastorno de ansiedad por separación se diagnóstica cuando los síntomas son excesivos para la edad de desarrollo. Estos son algunos de los signos que se pueden observar en los pequeños:
• Angustia recurrente y excesiva al estar fuera o solo pensar en que tiene que estar fuera del hogar o de sus seres queridos (por ejemplo: quedarse en la escuela o quedarse con algún familiar);
• Preocupación constante y excesiva sobre perder un padre u otro ser querido por una enfermedad o un desastre (por ejemplo: hace preguntas a papás sobre si van a morir);
• Preocupación constante por algo malo que podría pasar, como perderse o ser secuestrado;
• Rechazo a estar solo en la casa o en un cuarto sin un padre u otro ser querido en la casa;
• Resistencia o rechazo a dormir fuera de la casa sin un padre u otro ser querido cerca;
• Pesadillas repetidas sobre la separación;
• Quejas frecuentes sobre dolores de cabeza, dolores de estómago u otros síntomas cuando se anticipa la separación de un padre u otro ser querido.
Los pequeños pueden presentar alguno de estos síntomas en periodos de mayor estrés y cuando están pasando por periodos de cambio por ejemplo el divorcio de los padres, estos síntomas pueden desaparecer con el tiempo y con el apoyo, y validación de sus emociones; Sin embargo, si la ansiedad que observas en tu hijo parece intensa o prolongada y en especial si interfiere con la escuela o con otras actividades cotidianas o si incluye ataques de pánico u otros problemas te recomendamos asistir a terapia psicológica.
No castigues la emoción de tu hijo, ten paciencia y recuérdale que está seguro en ese lugar en el que debe quedarse solo. Toma en cuenta que no todos los niños necesitan las mismas estrategias. Por ejemplo, a algunos niños les ayuda tener más tiempo para prepararse y enfrentar la separación, haciendo una rutina de despedida que los hace sentir más tranquilos. En cambio, a otros niños les ayuda no tener tanta anticipación de la situación pues la espera puede aumentar su ansiedad.