Los limites sirven para guiar a los niños sobre cómo comportarse y relacionarse sanamente, ayuda a protegerlos, enseñarles conductas adecuadas, rutinas saludables, ayuda a que haya una buena convivencia en la familia, además de que vivimos en una sociedad en donde siempre se encontrarán con limites y reglas que es importante que los niños y adolescentes aprendan a cumplir para convivir en armonía.
Es difícil establecer límites pues podemos caer en dos extremos:
a) Ser muy permisivos que se refiere a ser excesivamente tolerantes, aceptar todas las peticiones de mi hijo y muy difícilmente decir que no.
b) Ser muy autoritarios, es decir, poner demasiados límites y ser demasiado estrictos, imponer las reglas con la ley del “porque yo lo digo”.
Si te ha pasado ¡es normal! Debemos estar en constante vigilancia para ajustarnos a la edad y las situaciones que van experimentando nuestros hijos. Podemos ser empáticos, amables y flexibles sin ser permisivos, podemos ser firmes y constantes sin llegar a ser rígidos y demasiado autoritarios.
En este artículo te voy a compartir algunas herramientas que nos permitan establecer límites efectivos evitando caer en estos extremos y sobretodo sin dañar la relación con tu hijo:
1.- Se claro y especifico, evita frases muy generales como “tienes que portarte bien” “ser bueno”, “no ser grosero”, estas frases no le dejan claro que es lo que debe hacer y que no; cámbialo por algo más concreto por ejemplo: quédate sentado, puedes jugar en tu asiento, di las cosas por favor, etc. revisa lo que se le ha complicado a tu hijo y a partir de eso establece la regla o el limite, vas a ver la tele cuando termines la tarea.
2.- Intenta traducirlo en términos positivos, es decir, describe lo que sí puede hacer, lo que esperas que haga y no solo lo que no debe hacer. Por ejemplo, en lugar de decir: no corras o no grites en casa de la abuela, podrías cambiarlo por: camina despacio y habla más bajito. En ocasiones, las frases de prohibición funcionan como disparadores de la conducta no deseada.
3.- Toma en cuenta su opinión, recuerda que al final también queremos que nuestros hijos sean independientes, autónomos y puedan tomar sus propias decisiones, en niños más grandes en particular el sentirse controlados por sus padres todo el tiempo puede no ser grato y crear resistencia. Escucha su punto de vista y lleguen a un acuerdo juntos, esto puede motivarlo a cumplir con la regla. Sin embargo toma en cuenta que hay ciertos límites que no son negociables, como los relativos a su seguridad, el respeto a los demás y algunas otras necesidades básicas.
4.- Evita explicaciones excesivas, cuando el niño sabe el por qué no puede realizar algunas conductas le ayuda a diferenciar las conductas adecuadas y saludables de las que no, sin embargo cuando damos una explicación muy extensa o con términos muy complicados el niño puede perderse en la explicación y en niños más grandes puede llegar a ser desagradable y provocar discusiones. Estas discusiones pueden distraernos de lo que queríamos que se cumpliera en primer lugar, así que hay que asegurarnos de que obedezca y podemos abrir la negociación sobre esa regla si lo crees necesario en otro momento.
5.- Por último recuerda, ser empático, escucha cómo se siente, algunos límites pueden llegar a ser molestos para él/ella, puedes expresarle que lo entiendes, que comprendes su enojo o malestar. Por ejemplo, “yo sé que querías seguir jugando, te estabas divirtiendo mucho.” “Yo entiendo que no tengas ganas de hacer la tarea, a mí también me pasaba.”
Con estas recomendaciones podrás cuidar la relación con tus hijos sin perder de vista la regla que habías establecido.