En ocasiones intentamos solucionar problemas de forma inefectiva, de tal manera que al hacerlo nos causan más problemas o lo hacemos de forma impulsiva o por el contrario nos quedamos mucho tiempo pensando sin llegar a ningún lado u otra solución poco efectiva que podemos hacer es evitarlos. Por ello es importante aprender y aplicar estrategias para que aumente la probabilidad de que nuestra solución sea efectiva.
El primer paso a tener en cuenta es cultivar una orientación positiva hacia los problemas, es decir, reconocer que los problemas son cotidianos, que forman parte de nuestra vida normal y que en ocasiones serán difíciles, pero que de nada sirve escapar de los mismos, hay que enfrentarse a ellos, pero de una manera efectiva, esto reforzará nuestro sentido de logro y satisfacción con nosotros mismos.
El siguiente paso es la definición cuidadosa del problema que queremos resolver: debemos describirlo claramente y en términos específicos y concretos. Hay que seleccionar la información relevante de la irrelevante, utilizar sólo hechos, no opiniones o creencias. Además de clarificar si este problema está relacionado con otros y no querer resolver todos los problemas a la vez o de una misma manera, porque tal vez debamos de aplicar soluciones distintas a los problemas relacionados.
• Por ejemplo: definir que mi problema es que mi pareja o mis amistades no me entienden, creo que no les importo, es muy general y nos estaríamos basando en la suposición de que no nos quieren, lo conveniente sería definir: Cada que me quedo de ver con x persona, llega tarde y la tengo que esperar y eso me molesta mucho.
El tercer paso es la identificación de una meta o valor personal relacionado con el problema. Esto nos va a ayudar a orientar nuestra solución a lo que es importante para nosotros en esa situación y evita que optemos por opciones que puedan generar más problemas o ser insatisfactorias.
• En el ejemplo anterior mi meta o valor personal puede ser conservar la relación porque es importante para mí, pero también decir lo que siento de forma asertiva.
El cuarto paso es la generación de diversas alternativas de solución para lograr las metas personales de una forma congruente nuestros valores. Es importante tener en cuenta que en esta fase: debemos generar el mayor número posible de soluciones alternativas y ser concretos en las alternativas que planteemos. Las generales son poco útiles y difíciles de ejecutar.
• Siguiendo con el ejemplo si ponemos como una alternativa: hablar con la persona, es buena opción porque es congruente con mis valores, pero puede ser muy general. La opción de hablar con esa persona, expresarle lo que siento de forma asertiva y establecer acuerdos y límites con ella, puede ser mucho más fácil de ejecutar.
El quinto paso correspondería a la selección de una alternativa efectiva. Haciendo un análisis de las posibles ventajas y desventajas a corto y largo plazo que yo observo. Es importante tener en cuenta que cualquier opción tiene sus ventajas y desventajas, que no existe una opción perfecta en el sentido de que no tenga consecuencias negativas, porque hay muchas cosas que no podemos controlar, pero sí podemos elegir la que más conveniente.
• En el ejemplo una posible consecuencia negativa es que la persona con la que hablemos y expresemos nuestra molestia sienta incomodidad, eso no está bajo nuestro control, pero por ejemplo podemos ser lo más asertivos posibles.
El sexto paso es el desarrollo de un plan de acción. Aquí vamos a contemplar los pasos a seguir más recomendables, esto nos permitirá enfocarnos en lo que es importante y no desviarnos, además de contemplar los posibles obstáculos que se puedan presentar y las soluciones si es que se presentan.
• En el ejemplo podemos contemplar los pasos de: escribir con claridad lo que le quiero decir a esa persona, hacerlo en un lugar neutro, no sacar otros temas, proponer acuerdos, etc.,
Finalmente, sería la puesta en práctica de la solución. Una vez hecho esto observemos: el resultado obtenido y hay que reconocernos por habernos enfrentado al problema en vez de evitarlo.
Cuando el resultado no es lo que esperamos, suelen deberse bien a dificultades en el proceso de solución de problemas o bien en la ejecución de la solución o al hecho de que no podemos controlar muchas cosas. Si es el caso, hay que volver a las fases previas y comprobar si se ha definido bien el problema, si hemos generado todas las soluciones posibles, si podemos tomar ahora otra alternativa o si tuvimos problemas cuando la ejecutamos.
Hay que ser comprensivos y aprender a tolerar la frustración.