Cuando escuchamos a alguien que queremos, manifestar que piensa en suicidarse o han existido algunos intentos por realizarlo, podemos experimentar distintas emociones como preocupación, tristeza, enojo, etc. Generalmente no se sabe cómo reaccionar o que aspectos se tienen que tomar en cuenta ante este tipo de situaciones, por lo que a continuación expondremos algunas pautas a tomar en cuenta.
Existen algunos indicios que nos pueden señalar que una persona está pensando en el suicidio, y pueden reconocerse por:
Manifestaciones verbales
La persona puede expresar deseos de quitarse la vida, independientemente de si planea o no hacerlo y pueden estar clasificados en distintos grados.
1) Sin planteamiento de la acción.
2) Con un método indeterminado.
3) Con un método específico pero no planificado.
4) Plan suicida concreto (alto riesgo suicida).
También es importante comentar que interrogar sobre la existencia de ideas suicidas no incrementa la idea de desencadenar este tipo de actos y puede ser la única oportunidad y tal vez la última de iniciar medidas preventivas.
Manifestaciones no verbales
Cuando un individuo no manifiesta sus ideas suicidas se puede llegar a sospechar mediante algunas manifestaciones como las siguientes.
Un periodo de calma después de un periodo de agitación.
Cuando una persona se identifica de manera implícita o explícita con una persona conocida que se ha suicidado. Por ejemplo que digan algo como “Juan se suicidó cuando se enteró que tenía cáncer” y la persona está en un proceso de diagnóstico.
Es probable la presencia de una idea suicida cuando se le pregunte al respecto y presente conductas como llorar, bajar la cabeza, mostrarse intranquilo, angustiado.
Hablan a favor de la existencia de un plan suicida y realizan conductas de despedida.
A menudo estas personas se sienten incapaces de: Superar el dolor, escapar de la tristeza, pensar claramente, imaginar un futuro sin sufrimiento, tomar decisiones, Valorarse a sí mismas, ver alternativas, controlar la situación, dormir, comer o trabajar, encontrar a alguien que les preste atención.
Las señales de alerta mencionadas se dan frecuentemente como parte de la vida diaria de cualquier persona, y no son necesariamente ninguna alarma, aunque, estos indicios han de vigilarse detenidamente en los grupos de riesgo.
Si eres un familiar o amigo cercano a una persona con riesgo suicida puedes apoyar de la siguiente manera:
• Valora el riesgo seriamente, sé directo y habla de manera clara sobre el suicidio. Pregunta si solo lo ha pensado, si tiene algún plan o si ya lo ha intentado y cuál es su sentir al respecto, por qué lo ve como una alternativa.
• Expresa tu preocupación. Es mejor que la persona conozca cómo te sientes y también muéstrate dispuesto a escuchar y a que la persona hablé de sus sentimientos.
• Acepta los sentimientos de la persona, no lo juzgues, no cuestiones si el suicidio es correcto o no, en ese momento evita hablar del valor de la vida.
• Acércate y demuéstrate disponible, demuestra interés y apoyo.
• No retes a la persona a que lo haga, eso solo podría aumentar el riesgo, intenta tranquilizar a la persona escuchándola.
• No prometas confidencialidad para no cerrar las posibilidades de aumentar los apoyos y las alternativas de solución al problema.
• Intenta explicar después de haberte dado el tiempo de escuchar que existen alternativas y que tal vez no es tan fácil pero encontraran la o las soluciones viables.
• Retira todos los elementos que puedan generar un riesgo en el lugar.
• No dejes sola a la persona, que sepa que estás para él o ella pero no ejerzas mucho control.
• Busca ayuda de un profesional e informa si existe algún antecedente familiar de suicidio.
• No pretendas ser la única persona que le ayude, comparte las tareas y busca a más familiares o amigos que estén dispuestos a apoyarte.
Si alguien cercano a ti está presentando ideas suicidas y no sabes cómo apoyarlo, busca ayuda de un profesional.
2) Con un método indeterminado.
3) Con un método específico pero no planificado.
4) Plan suicida concreto (alto riesgo suicida).
• Expresa tu preocupación. Es mejor que la persona conozca cómo te sientes y también muéstrate dispuesto a escuchar y a que la persona hablé de sus sentimientos.
• Acepta los sentimientos de la persona, no lo juzgues, no cuestiones si el suicidio es correcto o no, en ese momento evita hablar del valor de la vida.
• Acércate y demuéstrate disponible, demuestra interés y apoyo.
• No retes a la persona a que lo haga, eso solo podría aumentar el riesgo, intenta tranquilizar a la persona escuchándola.
• No prometas confidencialidad para no cerrar las posibilidades de aumentar los apoyos y las alternativas de solución al problema.
• Intenta explicar después de haberte dado el tiempo de escuchar que existen alternativas y que tal vez no es tan fácil pero encontraran la o las soluciones viables.
• Retira todos los elementos que puedan generar un riesgo en el lugar.
• No dejes sola a la persona, que sepa que estás para él o ella pero no ejerzas mucho control.
• Busca ayuda de un profesional e informa si existe algún antecedente familiar de suicidio.
• No pretendas ser la única persona que le ayude, comparte las tareas y busca a más familiares o amigos que estén dispuestos a apoyarte.